Cyberbullying, problemas en la gestión de la violencia entre pares durante la pandemia. Notas de docentes de educación básica

Presentación

El uso de las Tecnologías de la Información y Comunicación (TIC), entre los niños y jóvenes, así como la forma novedosa en que se generan y transmiten conocimientos, se ha convertido en un tema relevante a investigar, porque son los principales usuarios y más asiduos a este tipo de medios, sin embargo, de manera paralela se presentan “consecuencias no deseadas de la acción”, como el cyberbullying, cuyo crecimiento en la dos últimas décadas ha sido importante en distintas partes del mundo.

¿Qué es el cyberbullying?

No sólo es un problema de carácter psicológico, sino que también es un fenómeno de carácter socioeducativo, cuyas consecuencias van más allá de las aulas, con incidencia en el contexto personal, familiar y social de los implicados, se considera un tipo de violencia con características particulares, se define como: “[…] un acto agresivo e intencional, utilizando medios electrónicos de contacto, desarrollado por un individuo o grupo de personas de manera repetida y mantenida en el tiempo sobre una víctima que no puede defenderse fácilmente por sí misma” (Smith, et al., 2008).

El cyberbullying es un fenómeno cotidiano y complejo que, lejos de reducirse en el contexto de la pandemia, se ha intensificado principalmente entre los estudiantes que tienen acceso a celulares, tablets y computadoras; mediante agresiones que surgen en el intento insensato de imponer por la fuerza, la voluntad del agresor a otro individuo, haciendo del acoso una norma de convivencia en la interacción cotidiana que se desarrolla en los espacios virtuales, que rebasan los límites del contexto escolar, pues se traslada a entornos escasamente conocidos por la autoridad educativa.

De la escuela a “quédate en casa”

A finales de noviembre de 2019, se terminó el proyecto de investigación denominado: Cyberbullying el poder de la violencia virtual en primarias y secundarias de Colima, y una de las conclusiones de la investigación mostró la escasez de trabajos que, desde una perspectiva cualitativa, recuperan las percepciones, opiniones y argumentos de distintos sujetos: víctimas, acosadores, testigos, en el caso de los directores, docentes y padres de familia, cuyo registro es escaso en la producción académica, un aspecto a atender desde la investigación en este campo y que contrasta con la información de la que se parte en este texto.

En el marco de la contingencia sanitaria, a finales del mes de abril iniciamos una serie de entrevistas con docentes de educación básica de algunos estados de la república (Hidalgo, Jalisco y Colima), con el propósito de conocer la opinión de directivos, docentes, padres de familia y estudiantes sobre el fenómeno del cyberbullying, pues la hipótesis inicial fue que si bien la interacción cara a cara se interrumpiría, la violencia y el acoso no desaparecerían y el papel de la comunicación, mediado por la tecnología, jugaría un papel central.
Es importante señalar que no es un trabajo terminado, pues apenas inicia y sólo se cuenta hasta el momento con las opiniones de algunos docentes y directivos de escuelas públicas y privadas que trabajan en el nivel de secundaria en el contexto urbano. Tampoco es representativo de lo que acontece en el sector educativo. Sin embargo, esta primera aproximación muestra que hay evidencia sobre la cual reflexionar en el futuro inmediato sobre un tema que, si bien no es novedoso, la coyuntura en el que se presenta sí lo es.
La información de los entrevistados en confinamiento expone otra perspectiva sobre el fenómeno del cyberbullying, pues si bien la violencia dejó de presentarse en los planteles educativos debido a la suspensión de actividades presenciales, ésta se desplazó a los hogares, generando una dinámica diferente para los estudiantes involucrados, así como para que padres de familia conocieran algunos datos sobre la interacción de sus hijos en la escuela, profesores, amigos, formas de comunicación, pero en el caso que nos ocupa, sobre problemas de agresión y victimización del que presentaban una escasa información o ignoraban.
Si bien a diario los jóvenes utilizan un lenguaje que incluye apodos, groserías y un sinnúmero de expresiones que hacen alusión a bromas, burlas, etc., a través de las redes sociales, como se advierte en los seis casos a los que se tuvo acceso, por la información que los padres aportaron a los docentes y directores de sus respectivas escuelas y como consecuencia de estar más cerca de sus hijos en esta contingencia, notar actitudes depresivas y cambios de conducta repentinos, además de identificar mensajes, videos, fotos, correos de voz y llamadas telefónicas que atentaban contra la integridad de sus hijos.
Los docentes al ser notificados por los padres de familia de agresiones hacia sus hijos han dado seguimiento a los casos, lo que ha permitido identificar algunas características del cyberbullying:

  • Existe un acecho constante (todos los días y a todas horas), que se identifica en acciones molestas e intimidantes no solicitadas que incluyen: mensajes de voz, correo, videos con amenazas explícitas hacia la integridad del estudiante y sus familiares, de posibles “golpizas” y “secuestros”, publicadas en las distintas redes sociales y grupos en común de los escolares.
  •  La imagen del agresor es difusa, pues se han detectado perfiles falsos que dificultan la identificación y rastreo de los mensajes, sin embargo, se trata de compañeros de escuela pues conocen a la perfección datos de la víctima y la familia.
  • Se ha suplantado la identidad de las víctimas, atribuyéndoles mensajes falsos en contra de compañeros, ofendiendo a docentes y mintiendo sobre el cumplimiento de actividades escolares.
  • No se sabe a ciencia cierta, si se trata de una persona o de varias actuando al mismo tiempo, pues por la cantidad de agresiones y mensajes, hace suponer que se trata de un acoso colectivo.
  • Se han difundido, comunicado y compartido datos e imágenes sin consentimiento de la víctima sobre información privada de ella y su familia.
  • Muchos de los mensajes de acoso han sido compartidos, por lo que “los testigos”, al reenviar los textos e imágenes ejercen una doble violencia, pues adoptan un papel activo de apoyo al acosador difundiendo las ofensas, compartiendo el rol de agresores.
  • Los efectos psicológicos sobre las víctimas son graves, pues los padres reportan inseguridad, ansiedad y miedo.
  • La emisión de mensajes, imágenes y videos con tono lascivo se convierten en estigmas permanentes que no pueden ser borrados fácilmente de la red.
  • Los tipos de violencia asociadas al cyberbullying son la psicológica y la sexuada, pues en los testimonios se han comentado el envío de fotos de partes íntimas y desnudos (sexting); difusión de imágenes sin consentimiento de la víctima (sextorsion); publicación en redes sociales de videos o fotografías sexuales de exparejas como forma de revancha (sexovenganza).
  • Es importante señalar que este tipo de agresiones tienen como destinatarias principales a las mujeres, pues de los 6 casos, 4 hacen alusión al género femenino.

Retos para la institución y los docentes

  • Se abre un horizonte incierto para atender el problema, porque si bien las agresiones sobre las víctimas provienen de compañeros de la escuela, éstas no se llevan a cabo en la institución educativa, lo que ha marcado un nuevo derrotero en donde, por una parte, los padres de familia solicitan que las autoridades de la escuela intervengan, pero por otra, la escuela se ve limitada a intervenir para conciliar una solución debido a la distancia y el poco acceso a las redes que emplean los estudiantes.
  • Los docentes señalan que es difícil atender este tipo de violencia, pues no hay antecedentes, es poca la información disponible y manifiestan no estar capacitados para intervenir, por lo que sería oportuno desde ahora pensar en la instrumentación de cursos, así como una orientación legal, para saber cómo ayudar a las víctimas, acosadores y padres de familia.
  • A pesar de que es un problema grave y cotidiano desde hace ya algún tiempo la legislación a nivel local y federal está a la zaga y los mecanismos para atender oportunamente este tipo de violencia es muy difícil de llevarlo a cabo, pues se necesita de una investigación profunda y puntual para poder detectarla.
  • Se trata de un fenómeno complejo y en ascenso en las escuelas secundarias del que se conoce poco, principalmente desde el punto de vista cualitativo.

Referencias

Smith, P. K., Mahdavi, J., Carvalho, M., Fisher, S., Russell, S., y Tippett, N. (2008). Cyberbullying: Its nature and impact in secondary school pupils. Journal of Child Psychology and Psychiatry, 49, 376–385.  https://doi. org/10.1111/j.1469-7610.2007.01846.x

 

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