La tutoría en educación superior: perspectivas desde la inclusión educativa

Gabriela de la Cruz Flores

Los cambios acontecidos en política educativa derivados de la Ley General de Educación Superior en México hacen impostergable la discusión de fondo sobre los procesos formativos y los apoyos para sostener con equidad y justicia, las trayectorias escolares de todo el estudiantado. La discusión se torna compleja en el contexto de la emergencia sanitaria por la COVID-19, pues no sólo es garantizar el acceso de los estudiantes sino brindar apoyos que garanticen su permanencia, el desarrollo de habilidades para el aprendizaje a lo largo de la vida y el egreso exitoso ante un entorno laboral pulverizado y un futuro incierto. En las siguientes líneas se reflexiona sobre el papel de la tutoría en educación superior y trazan alternativas desde la inclusión educativa.

Los estudios que hasta el momento han documentado las múltiples problemáticas y dificultades que han enfrentado los estudiantes de educación superior en el marco de la pandemia por la COVID-19 (ej. IESALC, 2020; INEGI, 2021 y OIT, 2020) coinciden en señalar que estos no sólo han enfrentado retos en el plano intelectual-académico, sino que se han visto alteradas otras dimensiones, por ejemplo: la dimensión social debido a la falta de interacción presencial y convivencia entre pares y con docentes; la dimensión afectivo-emotiva dando lugar a desajustes en el bienestar emocional; la dimensión profesional frente a las altas dosis de incertidumbre sobre el futuro y opciones laborales coartadas por el colapso económico. Ante estos retos, la tutoría en educación superior resulta una estrategia efectiva dado su potencial para personalizar los procesos de formación y el seguimiento de las trayectorias del estudiantado.

Parte de las políticas educativas internacionales y nacionales en torno al nivel superior y su alcance para favorecer el acceso, permanencia y egreso del estudiantado se han visto erosionadas ante la irrupción de la COVID-19, lo cual puede apreciarse en estudios que han documentados los estragos de la pandemia en jóvenes y particularmente, en estudiantes de educación superior. En este sentido se observa que ha disminuido la calidad de la educación en parte por las brechas en el acceso a las TIC aunado a las dificultades enfrentadas en la enseñanza remota, vulnerando las competencias necesarias para acceder al empleo, el trabajo digno y el emprendimiento. La atención a estas problemáticas demanda múltiples  esfuerzos y reconfigurar la labor y procesos de las instituciones de educación superior donde tengan cabida todos los agentes involucrados.

Si bien el origen del constructo inclusión educativa hunde sus raíces en las reivindicaciones de las personas con discapacidad, gradualmente ganó terreno en el campo educativo como una vía para combatir la exclusión y con ello, garantizar el derecho a la educación para todos. De ahí que cuando hablamos de inclusión educativa nos situamos en la defensa de los derechos humanos, el reconocimiento a la diversidad y la igualdad de oportunidades para lo cual es imprescindible fortalecer las capacidades de los sistemas educativos (OREALC/UNESCO, 2011; UNESCO, 2009). En otras palabras, la inclusión educativa conlleva promover el aprendizaje y la participación de todos los estudiantes, reconocer la diversidad y superar las posibles barreras que puedan ser motivo de exclusión.

Las actuales aproximaciones sobre la tutoría en educación superior han superado visiones paliativas y remediales centradas en atender de manera exclusiva indicadores —rezago, reprobación, abandono escolar, eficiencia terminal— para dar paso a intervenciones que promueven la gestión de la autonomía, la toma de decisiones, los procesos metacognitivos y de autorregulación imprescindibles para ajustarse a los cambios sociales y las demandas con las que contienden los profesionales (Álvarez, 2008; Álvarez y González, 2008; Gairín, Feixas, Guillamón y Quinquer, 2004; Lobato e Ilvento, 2013; Lobato y Guerra, 2016).

Tratando de hilvanar lo expuesto podemos señalar que un sistema de tutoría inclusivo en educación superior tendrá como propósito promover procesos de formación personalizados que contribuyan al desarrollo de capacidades personales y profesionales, para ello: reconoce la diversidad y ofrece igualdad de oportunidades para todos los estudiantes; genera ambientes emocionalmente seguros y lazos entre la comunidad; dirige sus esfuerzos para mejorar el aprendizaje y rendimiento de todos los estudiantes maximizando y reconociendo sus capacidades y potencialidades para el presente y el futuro como profesionales y ciudadanos plenos que aportan a la sociedad basados en el conocimiento. Esta aproximación de la tutoría en educación superior desde la inclusión educativa permite perfilar nuevos entramados que contribuyen a la formación de los estudiantes durante y posterior a la pandemia por la COVID-19, por ejemplo:

  1. Afianzar la personalización de los procesos de aprendizaje. Para ello, no sólo es importante reconocer la diversidad del estudiantado sino también los contextos de referencia en que se desenvuelven;
  2. Nivelar y acelerar procesos de aprendizaje afectados como, por ejemplo, el dominio de habilidades y saberes prácticos, que en el caso de la labor profesional se vuelven imprescindibles para desempeñarse con calidad y de manera eficaz;
  3. Priorizar con equidad el seguimiento de estudiantes que se han visto afectados en mayor grado por la pandemia ya sea por su condición social, económica o por discapacidad;
  4. Promover oportunidades para la consolidación de competencias clave para el empleo o en su caso para el emprendimiento, más aún ante los recortes laborales y recesiones económicas;
  5. Ofrecer espacios que aporten al bienestar de los estudiantes que les permitan generar expectativas positivas sobre el futuro;
  6. Actuar como un catalizador para la integración de redes y colaboración, a través por ejemplo de la tutoría entre pares y/o la tutoría grupal, las cuales pueden fortalecer el sentido de pertenencia y construcción de comunidades.

Un asunto clave para implementar las acciones enlistadas es la diversificación de modalidades de tutoría (Lobato y Guerra, 2016) y la consolidación de sistemas de tutoría. Sobre las modalidades, por ejemplo, la tutoría académica puede resultar muy útil para nivelar y acelerar los procesos de aprendizaje; la tutoría del prácticum podrá ser pertinente para acompañar la consolidación de competencias clave para el empleo y/o el emprendimiento; la tutoría entre pares resulta valiosa no sólo por favorecer el aprendizaje y la cooperación entre iguales sino por su alto potencial para la integración de redes y el fortalecimiento del sentido de pertenencia; la tutoría personal podrá ser de alta valía para aquellos casos donde se requiera un seguimiento continuo y permanente a lo largo de las trayectorias escolares. En cuanto al constructo de sistemas de tutoría lo que se busca subrayar es la movilización de distintos programas y recursos que las instituciones de educación superior ponen al alcance de los estudiantes para favorecer su permanencia y egreso exitoso. Sistemas que aniden diversas modalidades de tutoría e incluso perfilen alternativas virtuales e híbridas.

Las múltiples problemáticas que ha enfrentado el estudiantado de educación superior para aprender y sostener sus trayectorias académicas durante la pandemia por la COVID-19, exigen respuestas inmediatas por parte de las instituciones de educación a fin de que el anhelado acceso no sea una puerta giratoria ante un entorno social convulso e incierto. En este sentido, la tutoría en educación superior como una estrategia personalizada puede resultar fundamental más aún si asume principios inclusivos. Es desde la inventiva de las prácticas formativas que las instituciones de educación superior pueden ofrecer alternativas de futuro a las próximas generaciones y es ahí donde la tutoría puede convertirse en un engranaje de alta valía.


REFERENCIAS

Álvarez, M. (2008). La tutoría académica en el Espacio Europeo de la Educación Superior. Revista Interuniversitaria de Formación del Profesorado, 22(1),71-88.

Álvarez, P. y González, M. (2008). Análisis y valoración conceptual sobre las modalidades de tutoría universitaria en el Espacio Europeo de Educación Superior. Revista Interuniversitaria de Formación del Profesorado, 22(1),49-70.

Gairín, J., Feixas, M., Guillamón, C. y Quinquer, D. (2004). La tutoría académica en el Espacio Europeo de la Educación Superior. Revista Interuniversitaria de Formación del Profesorado, 18(1),61-77.

Instituto Internacional para la Educación Superior en América Latina y el Caribe/IESALC (2020). COVID-19 y educación superior: De los efectos inmediatos al día después. Análisis de impactos, respuestas políticas y recomendaciones. Venezuela: UNESCO/IESALC. Recuperado de: https://www.iesalc.unesco.org/publicaciones-2/

Instituto Nacional de Estadística y Geografía/INEGI (2021). Encuesta para la Medición del Impacto del COVID-19 en la Educación (ECOVID-ED). México: INEGI. Recuperado de: https://www.inegi.org.mx/contenidos/investigacion/ecovided/2020/doc/ecovid_ed_2020_presentacion_resultados.pdf

Lobato, C. e Ilvento, M. (2013). La orientación y tutoría universitaria: una aproximación actual. Revista de Docencia Universitaria, 11(2), 17-25. Recuperado de: https://polipapers.upv.es/index.php/REDU/article/view/5564/5554

Lobato, C. y Guerra, N. (2016). La tutoría en la educación superior en Iberoamérica: Avances y desafíos. Educar, 52(2), 379-398. Recuperado de: https://educar.uab.cat/article/view/v52-n2-lobato-guerra/726-pdf-es

Oficina Regional de Educación para América Latina y el Caribe/OREALC/UNESCO (2011). VI Jornadas de Cooperación de Educativa con Iberoamérica sobre Educación Especial e Inclusión Educativa. Estrategias para el desarrollo de escuelas y aulas inclusivas. Chile: OREALC/UNESCO.

Organización Internacional del Trabajo/OIT (2020). Los jóvenes y la COVID-19: efectos en los empleos, la educación, los derechos y el bienestar emocional. Informe de la encuesta 2020. Ginebra: OIT.

UNESCO (2009). Directrices sobre políticas de inclusión en la educación. Paris: UNESCO. Recuperado de: https://unesdoc.unesco.org/ark:/48223/pf0000177849_spa

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